La Sentencia TC 0168-13 que ordena, en una de sus decisiones,
al Poder Ejecutivo realizar un Plan de Regularización para las personas
inmigrantes residentes en la República Dominicana de forma ilegal, ha sido posiblemente la sentencia más discutida y a su vez la más tergiversada en nuestro país.
Producto de las sistemáticas tergiversaciones nacionales e internacionales no
solo se ha desvirtuado el contenido de la Sentencia sino que también se ha
fomentado el odio entre los pueblos de ambas naciones con argumentos absurdos y
también con mentiras. Por tanto, en las próximas líneas trataré de contribuir
con el esclarecimiento del tema.
El hecho de que un Estado quiera regularizar o deportar (como
lo hace EEUU por ejemplo) a los inmigrantes que residen en su territorio de
forma ilegal no lo convierte en un Estado violador de los derechos humanos
siempre y cuando proceda según lo establece la legalidad. Ahora bien, si esa decisión
del Tribunal Constitucional es o no la mejor solución ya es otro tema. En vista
de que la Constitución de la República establece que (con respecto al Tribunal
Constitucional); “Sus decisiones son definitivas e irrevocables y constituyen
precedentes vinculantes para los poderes públicos y todos los órganos del
Estado.”, nosotros los ciudadanos dominicanos debemos acatar, respetar y
defender esta decisión, eso es lo que se conoce como “proteger la
institucionalidad”.
El tema del odio inter-pueblos es reforzado con algunas
matrices de opinión, descabelladas en su totalidad, que inducen al pueblo
dominicano a sentirse amenazado por los haitianos. Unas de estas matrices es la
“invasión pacífica”, este concepto no es muy claro que digamos ya que el término
“invasión” cuando se trata de un país a otro se refiere a todas luces a una
acción militar, pero si se hiciera un esfuerzo y lo tratáramos de ver como un éxodo
civil como cuando Moisés llevó a los hebreos desde Egipto a la tierra prometida
(Israel), aun así, este no es el caso, primero porque la fulana “invasión pacífica”
no se ha producido bajo el liderazgo de nadie ni mucho menos se ha movilizado
un distrito o un departamento (equivalente a un provincia en RD) desde Haití
hacia nuestro país.
Por lo anterior expuesto queda demostrado que el concepto
de “invasión pacífica” es poco más que una ridiculez y un error semántico monumental.
Hace poco leí en un diario digital del cual me reservo el
nombre para evitar herir susceptibilidades, un noticia que misteriosamente
desapareció de la web en menos de diez minutos, la misma trataba sobre un
incidente ocurrido en la frontera y su título era “Un haitiano da pedrada a
agente del CESFRONT en la frontera”, yo me pregunto cómo alguien que se haga
llamar profesional de la comunicación puede reportar semejante cosa, ¿Cómo sabemos
que eso pasó realmente si nuestro periodista no entrevistó al soldado agraviado
ni tampoco al médico que debió atenderlo, es decir, no citó fuente? ¿De ser
cierto, que tiene que ver este hecho aislado con la inmigración Haití ilegal? ¿Cuál
fue el móvil de esa pedrada? Para mi es evidente que esa noticia no es más que
leña para el fuego, una manipulación premeditada y en ningún caso algo ingenuo.
Otra matriz de opinión bastante absurda es usar la
Invasión militar del General Jean Pierre Boyer del año 1822 como base para
sustentar que los haitianos “siempre han querido esclavizarnos”. Si vamos a
hablar de las invasiones haitianas al lado oriental de la isla (actual República Dominicana), podemos recordar cuando Toussaint Louverture invadió en
1801 la colonia española llamada Santo Domingo e inmediatamente declaró la
abolición de la esclavitud y nos liberó del yugo español, ¿Por qué nadie habla
de eso? Si queremos seguir citando invasiones podríamos hablar de la invación
militar estadounidense de 1916-1924 o la invasión también estadounidense de
1965 para evitar que se repusiera el gobierno legítimo de Juan Bosch, la Guerra Patria producto de la cual murieron miles de dominicanos como el Cnel. Rafael
Tomás Fernández Domínguez, Francisco Alberto Caamaño Deñó y todos los
combatientes anónimos. Pese a que las invasiones militares estadounidenses a
nuestro país son más recientes que las de Haití, ya los perdonamos y tenemos
excelentes relaciones con ese país, entonces ¿Por qué seguir fomentando el odio
contra la desdichada República de Haití?
Cualquier persona que haga un análisis serio del tema Haití
puede concluir que los haitianos emigran por las mismas razones que emigramos
los dominicanos a cientos de países en todos los continentes, emigramos a
sociedades donde se nos permita trabajar y vivir de forma digna, emigramos para
no ver a nuestros hijos crecer desnutridos, para no ver a nuestros familiares
pasando hambre, nosotros (haitianos y dominicanos) no emigramos para
apoderarnos de ningún país, emigramos por humanidad.
Concluyo reafirmando mi apoyo a nuestro Tribunal Constitucional
y recordando que El Plan de Regularización no es solo para haitianos, es para “inmigrantes
residentes en la Rep. Dominicana ilegalmente”, por tanto, no se nos puede
acusar de xenofobia ni racismo pero nosotros, los sectores prudentes
dominicanos, debemos hacerle frente a los extremistas de ambos bandos.
Juan Vargas S.
Secretario General de Revolución S21.
Secretario General de Revolución S21.
Dios, Patria y Libertad.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarDebemos fortalecer nuestra institucionalidad, sin irrespetar los derecho de los inmigrantes. Buen análisis . #YoPuedo
ResponderBorrar